Que el arte es la mejor herramienta que tiene el ser humano para imaginar el futuro y diseñar realidades es algo que conocemos bien. Es, por tanto, muy útil acudir al arte y en este caso a la literatura para encontrar las claves que permiten entender los cambios en el modelo comunicativo experimentados en las dos últimas décadas. La presente comunicación arranca en 1845, fecha en la que el escritor danés Hans Christian Andersen publica una novela fantástica titulada «La reina de las nieves» en la que establecía los fundamentos del escenario audiovisual transmedia actual. El cuento comienza con un duende que inventa un espejo con la capacidad de deformar todo lo que refleja, de tal manera que modifica la visión que las personas tienen de su entorno. El espejo (que hoy llamamos relato audiovisual) se rompe y se descompone en millones de añicos (multiplicación de pantallas) que son trasladados por el viento (hoy esta difusión la realiza Internet) hasta introducirse dentro de los seres humanos sin que ellos mismos lo perciban (el selfie o la exposición pública de lo privado a través de las redes sociales serían las manifestaciones más llamativas de este curioso fenómeno).